En este mes de Agosto les invitamos a permitir que nuestra imaginación pueda delinear la Bolivia que soñamos. La invitación es que a partir de los artículos planteados dialoguemos mientras vamos construyendo junt@s algunos elementos de una utopía referente de sociedad ideal.

Sueño que Bolivia sea...

Participa, reflexiona y construye empoderamente!



lunes, 17 de septiembre de 2012



La Bolivia que yo sueño

Soñar es fácil, pero a pesar de lo fácil que es, muchos de nosotros parece ser que hemos dejado de soñar en una Bolivia mejor, y nos hemos quedado paralizados, o esperando que el gobierno u otras organismos arreglen el país por nosotros, sin darnos cuenta que es el aporte de cada uno de los bolivianos y bolivianas que va a ir transformando este país.
En la Bolivia que yo sueño, todos ponemos el esfuerzo por primero cambiarnos a nosotros mismos para después poder influir en los demás, no con palabras sino con nuestras propias obras.
No esperamos a que alguien más nos “salve”, sea este el gobierno o el caudillo de turno, sino que buscamos nuestras propias posibilidades, pero eso sí, velando primero por el bien común antes del bien personal.
En esta Bolivia de mis sueños, en vez de estar mirando a modelos de fuera solamente, o del otro extremo, criticando todo lo de fuera, nos mantenemos con una actitud de apertura incorporando lo extraño que nos puede ayudar y manteniendo aquellas tradiciones que nos mantienen firmes en nuestra identidad.
En esta Bolivia, el campo no es relegado a último lugar, sino que se proponen iniciativas realmente eficaces, de manera que quien quiera quedarse en su lugar de origen pueda hacerlo y no se vea obligado a migrar por falta de oportunidades.
En esta Bolivia, la educación se transforma en un verdadero motor de crecimiento, y los maestros se dedican realmente a buscar lo mejor para sus estudiantes;  pero la educación no se queda solamente en las aulas, sino que se extiende fuera de ellas a todos los ámbitos de la sociedad.
Pero lo más importante es que en esta Bolivia que yo sueño, aprendemos a vernos de igual a igual entre todos, sin discriminación, sin resentimientos y sin odio, porque habremos aprendido a valorar la diversidad de cada uno. Sólo así podremos ser un país que busca el bienestar común, porque sabe que estamos todos en un mismo bote, y si buscamos el bien de todos, cada uno también saldrá beneficiado.